Medicina, ingeniería, datos y baile. La vida de Mariana Candamil 

La formación de Mariana está basada en la exploración computacional de los datos, pero ha intentado ir aprendiendo sobre el mundo de la biología y el laboratorio para complementar y entender los análisis que se realizan en su lugar de trabajo.

Por: Luisa María Parra Cadavid

24 años. Ingeniera biomédica, ingeniera electrónica, un trabajo en el Centro de Informática y Biología Computacional BIOS, una maestría en Bioinformática y Biología Computacional a punto de culminar, docente del Diplomado en Pensamiento Computacional de la Universidad Autónoma de Manizales, cinco artículos de investigación publicados, dos más en construcción, y Mariana Sofía Candamil Cortés no para, estudiar es una de sus grandes pasiones. 

Desde su paso por la universidad, Candamil se ha rodeado de términos como elementos transponibles, genoma, modelos computacionales y biomarcadores, los cuales ha podido relacionar con investigaciones sobre la roya del café, el cacao y varios tipos de cáncer como el glioblastoma y de mama

Aparte de sus estudios, la amistad, la familia y los viajes son los infaltables en su vida. En su infancia celebró sus primeros contratos, los contratos de amistad. Se considera una mujer de muchos amigos. Su vida también ha girado alrededor de su familia, es su más grande motor.  

En el colegio, las matemáticas vinieron a tocar las puertas para quedarse, quizás, hasta el final de sus días. Junto con el baile, ambos son un ‘no negociable’ en su vida. Medicina seguía rondando por su cabeza, pero no estaba segura.  

“En el colegio las palabras ciencia e investigación no eran para mí reconocidas”. Y sin darse cuenta, su vida universitaria comenzó de forma temprana. Cuando estaba cursando el grado once, inició en un semillero sobre ingenierías que ofrecía la Universidad Autónoma de Manizales y, como diría ella, “salí enamorada”; y esto, aparte de ayudarle a elegir carrera, le brindó la posibilidad de poder iniciar un primer semestre de ingeniería biomédica con materias ya homologadas. 

Una mujer joven en un mundo ‘de hombres’

“En este espacio paso la mayor parte de mi tiempo, rodeada de grandes investigadores. Hago parte de un equipo de trabajo de biólogos(as) e ingenieros(as), y esta interdisciplinariedad y apoyo nos permite alcanzar las metas que nos proponemos”.

“A mí me llamó mucho la atención cuando escuché la noticia de Malala –en 2012-. Era una muchacha que había recibido una bala por estudiar y, en su momento, no me cabía en la cabeza que todo esto sucediera, por ser mujer y por alzar la voz; porque, en cierto modo, acá crecimos con privilegios en comparación a lo que sucede en Afganistán”. Este suceso la marcó y la motivó a estudiar más, al igual que el sueño de dar a conocer lo que espera ser: una referente para las niñas y jóvenes que quieren hacer ciencia. 

Al “nadar contra la corriente” mientras estudia y trabaja en el mundo de los hombres ingenieros, Mariana ha logrado cosas, que, a su edad, y en otros contextos, por su género, parecieran imposibles. 

Mariana hizo parte del Semillero de Física Médica (de la UAM) durante tercero, cuarto y quinto semestre de la universidad. Luego, decidió hacer la doble titulación e ingresó al Semillero de Bioinformática e Inteligencia Artificial, del cual todavía participa. “Éramos tres hombres y yo. Uno de ellos se fue quedando en el camino y después, se unió una chica, y yo dije: ‘bien, porque ahí vamos a apuntarle más a la ciencia femenina’”. 

“Yo no entendía nada (en los semilleros) y estuve así como un año, y ya cuando empecé a entender un poquito sobre el concepto, me fui hacia la parte de biología e hice clic con la ciencia. Ya después tuvo muchos frutos. Al inicio nos pedían mucha paciencia y efectivamente, uno tenía que tranquilizarse, porque en su momento, uno no ve el resultado, pero cuando se participa en los congresos, se tienen artículos publicados en revistas top, ahí se siente que todo esto que está haciendo vale la pena”. 

Gracias a estos semilleros, investigó sobre el cáncer de mama, allí logró identificar los genes alterados en las secuencias de ADN que permiten la expresión de la enfermedad.  

Curó y filtró librerías de elementos transponibles, “regiones dentro del genoma que se pueden mover fácilmente de una ubicación a otra”, explica Mariana, quien agrega que los expertos realizan este proceso de forma manual y que, en este caso, se dio la oportunidad de trabajar con inteligencia artificial al entrenar un modelo computacional para identificar dichos elementos.  

En el capítulo del Ciencia de bolsillo: Así investigamos el cáncer, habló sobre el glioblastoma y cómo pudieron aportar a la identificación temprana de esta enfermedad. Según el artículo Una proyección al glioblastoma “en el mundo, cada año se diagnostican cerca de 300 mil nuevos casos (de glioblastoma), que corresponden al 2.5 % de la mortalidad por cáncer”. El glioblastoma es el tumor cerebral primario maligno más frecuente. 

En esta investigación, le enseñaron a una inteligencia artificial a identificar, a través de secuenciación, biomarcadores genéticos relevantes que se repetían en casos de glioblastoma, tomando una base de datos ya reportada desde Estados Unidos. Este trabajo encontró varios genes que podrían ser de interés para la búsqueda de tratamientos médicos en este tipo de cáncer que, por sus cambios drásticos, cuenta con un diagnóstico muy reservado.  

Dos títulos, una científica

Últimamente ha estado aprendiendo sobre el docking y la dinámica molecular. Esto le permite ver cómo están interactuando las moléculas. Le ha gustado mucho este tema porque es una base para el diseño de fármacos, uno de sus proyectos a largo plazo.

La entrada al segundo semillero y la posibilidad de la doble titulación de Mariana fueron apoyadas por Reinel Tabares Soto, docente y, en su momento, coordinador del programa de Ingeniería Electrónica de la Universidad Autónoma de Manizales. Él expresa que Mariana “es una mujer juiciosa, disciplinada e inteligente, que da resultados, es comprometida, estructurada y de un alto nivel académico”. Además, agrega que se encuentra a la espera de que Candamil culmine sus estudios de maestría para enfocarse en trabajar juntos en su proceso de doctorado. 

Hoy, después de realizar una pasantía en la Universidad Católica Don Bosco en Brasil, se encuentra terminando su trabajo de investigación de la maestría. En este ejercicio, que hace parte del Programa Biofábricas coordinado por la Universidad de Manizales, se enfocó en la cadena productiva del cultivo del cacao. Allí espera que uno de los productos de esta tesis sea una aplicación, que, a través del análisis de imágenes y de datos agroclimáticos, pueda emitir información valiosa para la planificación de las cosechas. Gracias a esto, en el 2022, asistió al III Congreso Latinoamericano de Mujeres en Bioinformática y Ciencia de Datos como ponente. 

Los sueños de una niña que terminó siendo científica

“Una de las primeras cosas que hago en la mañana: prepararme un buen café”.

Mariana es la hija mayor de la familia de cuatro que conformaron sus padres, Luz Adriana y John Jairo. Su madre, profesora de lenguaje y su padre, ingeniero de sistemas, han sido importantes referentes en la vida de sus hijas. 

“Siempre he visto a mis papás como polos opuestos. Mi papá es una persona que es íntegra en valores, respetuosa y responsable. Toda la parte de disciplina me atrevería a decir que la adquirí de él, pero a la vez es una persona muy estricta. Por otro lado, mi mamá me ha demostrado que se puede ser alegre, que se puede ser firme al mismo tiempo y que siempre hay que mirar el lado positivo. Ella es un poquito más fresca”, afirma y agrega que son complemento, lo cual le ha permitido ser rigurosa, pero a la vez, ver la vida con tranquilidad y una sonrisa. 

La dinámica familiar no ha cambiado desde que era estudiante en el Colegio Nuestra Señora del Rosario. Ha vivido en la misma casa, sus papás continúan trabajando tiempo completo y no ha dejado de ir a almorzar a la casa de ‘Dita’, su amada abuelita, quien siempre la ha recibido con mucho amor. En esas épocas, la cuidaba y verificaba que hiciera las tareas, y en ocasiones, le ‘alcahueteaba’ para que pudiera ver televisión en las tardes. 

Con una sonrisa, una taza de café en las manos y el cansancio reflejado en sus ojos después de la jornada laboral, Mariana recuerda que, en su infancia, sus sueños se enfocaban en “ser bailarina y modelo, porque se vale soñar, y como por esa misma línea, reina de belleza”. 

A los nueve años, su vida dio un giro inesperado, su abuelo falleció de cáncer de pulmón. “Cuando lo diagnosticaron, eso fue un ‘acabose’ en mi familia. Sin embargo, fue el detonante para yo decir ‘quiero estudiar medicina y de alguna manera, aportar un poquito al diagnóstico y ayudar a los pacientes’”. 

*** 

La pregunta, ¿quién eres?, fue el punto de partida para la construcción de este perfil. “Yo me defino como una persona alegre, auténtica, que tiene principios, y una persona con mucha fe”, respondió la ingeniera, indicando que en el transcurso de los encuentros lo iríamos descubriendo.  

Mariana no es solo lo que dice al principio de este texto, es mucho más. “Marisofi es gigante, pero a la vez, es una persona muy sencilla, ella no es de mostrar, es más de actos y de la bondad que tiene”, indica su mejor amiga, Laura Aguilar Gaitán. 

“Lo que más me motiva a continuar con esa mezcla de las tres carreras, es que por lo menos uno puede dar un pinito para poder saber realmente qué está pasando dentro del organismo de los seres humanos, de las plantas y cómo podemos identificar genes de interés, y también a partir de esos genes, generar soluciones. 

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