Desplazamiento y vulnerabilidad por riesgo de desastre: una doble condición poco advertida

 Desplazamiento y vulnerabilidad por riesgo de desastre: una doble condición poco advertida

Sania Salazar Gómez

Para quienes han tenido que huir de sus hogares por el conflicto armado en Colombia, crear un hogar permanente, por modesto que sea, representa seguridad y estabilidad, incluso si se encuentra en sitios con peligro de desastres naturales.

El artículo Moving with Risk, que divulga el resultado de la investigación con el mismo título, destaca esta conclusión pues, aunque pareciera simple, permite entender el problema y encontrar soluciones para menguar las amenazas a las que se exponen estas poblaciones.

“La investigación indica que la decisión de reasentarse fue uno de los momentos más significativos de la vida para muchos participantes porque redujo su sensación de aislamiento y de vulnerabilidad”, resalta el artículo, publicado en agosto de 2021 en la revista Science Direct.




La Universidad de Manizales lideró la investigación, realizada en conjunto con la Universidad East Anglia, del Reino Unido en los asentamientos de Caimalito y Galicia (Risaralda), Cazucá, en Soacha (Cundinamarca) y en Manizales. Estas zonas están catalogadas como de alto riesgo de desastre y albergan un considerable número de personas desplazadas por el conflicto armado.

La investigación destaca cómo las personas desplazadas por la violencia cambian un tipo de riesgo por otro, unas veces conscientemente y otras sin percatarse de ello dadas las pocas opciones de escoger.

“No fue intencional buscar una zona de alto riesgo; buscaban algo muy parecido a donde vivían antes, no lo querían perder del todo”, explica Lina Andrea Zambrano Gutiérrez, especialista y magíster en Salud Pública y coordinadora del Observatorio Psicosocial para la Gestión del Riesgo de Desastres de la Universidad de Manizales, quién lideró el proyecto por Colombia.

En Colombia, según la Unidad para la Atención y Reparación Integral a Víctimas, las personas que han sufrido desplazamiento sumaban 8.191.057 al 31 de octubre de 2021.

No fue intencional buscar una zona de alto riesgo,
buscaban algo muy parecido a donde vivían antes, no lo querían perder del todo”


 

“Este estudio contribuye a una mejor comprensión de cómo aquellos que, por razones culturales y materiales, quedan mal atendidos por el apoyo formal del Estado, terminan reubicándose en situaciones de riesgo. Cómo ese riesgo se ve agravado por la exclusión y cómo las instituciones podrían trabajar mejor para apoyar a estas poblaciones”, destaca el artículo.

La investigadora explica que estas comunidades han querido tener voz, no para que les expresen lástima, sino para que su experiencia sirva para tomar decisiones en el territorio y para demostrar y potenciar sus capacidades en la búsqueda de soluciones.

En ese sentido, el artículo resalta las entrevistas cualitativas, y también actividades artísticas, para contar las situaciones, reflexionar sobre ellas y, también, formar a la ciudadanía en la gestión del riesgo.



Un problema no detectado

Encontrar a la población objetivo fue un reto. La Unidad Nacional de Gestión del Riesgo (UNGR) y la Unidad de Víctimas carecían de un mapa cruzado para encontrar las zonas donde habitan personas con la doble condición de desplazamiento y de alto riesgo de desastres. Zambrano cuenta que estas entidades no habían detectado la necesidad de dialogar y que a partir de la investigación encontraron que ambas instituciones les pedían documentación distinta a esa comunidad para atenderla. Evidenciaron la necesidad de coordinación.

Además, se dieron cuenta de que en muchas ocasiones la UNGR les pedía a estas personas reubicarse, lo que generaba una situación grave extra porque muchos recién llegaban a esos sitios luego de desplazarse de sus hogares originales. Los investigadores buscaron a la población durante seis meses, tarea en la que colaboraron los líderes comunitarios.

Ricardo Andrés Delgado Cardona, profesor investigador del Departamento de Desarrollo Humano de la Universidad de Caldas e integrante del Centro de Estudios en Violencia, Conflicto y Convivencia Social (Cedat) de la misma institución y quien no hizo parte del proyecto, asegura que en este trabajo los investigadores aciertan en entender cómo se cruzan esas condiciones de vulnerabilidad y de vulneración por el desplazamiento forzado y otra de vulnerabilidad por asentamiento en zonas de riesgo, situación de importancia social y política.

“Las personas que sufren el desplazamiento se trasladan de la ruralidad a la urbanidad, lo que implica riesgos adicionales. Vale la pena seguir la pista que nos deja este estudio porque, así como se cruzan asuntos de vulnerabilidad asociados en este caso a las zonas de ubicación, conviene indagar otras condiciones de riesgo psicosocial o de otros relacionados con la experiencia de una víctima del conflicto armado”, resalta el profesor.

El arte comunitario




“El arte nos permitió abrir espacios de diálogo que ayudaron a las comunidades a comunicar sus necesidades, pero sobre todo sus capacidades, y lograr que las instituciones los vieran como personas con las que pueden trabajar para gestionar el riesgo de desastres y no solo como números”, aseguró Teresa Armijos Burneo, investigadora de la Universidad de Anglia del Este en Norwich, Inglaterra.

La música y la fotografía sirvieron para entender ese tránsito a zonas de riesgo, si las personas las consideraban así o no y rescatar lo que los fortaleció en ese proceso. Cada comunidad escogió una actividad artística para presentar los resultados de la investigación.

“En términos de la comunicación con las entidades, lo que más funcionó fue el trabajo desde las realidades de las personas, pero también a través de la emoción, la cual, en ocasiones se trata de esconder como si eliminara la objetividad. Repensamos esto y tratamos de mantener la rigurosidad sin desconocer la emoción como parte de lo que significa ser humano y de lo que significa haber vivido estas trayectorias de riesgo. Esto permitió que durante las presentaciones en las que se utilizó el arte, tanto las comunidades como de las instituciones pudieran llegar a un lugar mucho más profundo en su reflexión”, concluyó Armijos Burneo.

A raíz del proyecto, la UNGR creó la Mesa Nacional de Fortalecimiento Comunitario, que conversa con entidades locales, nacionales, comunidades organizadas y entidades internacionales. Además, la Universidad de Manizales está dictando el diplomado Gestión Inclusiva del Riesgo, para comunidades y funcionarios, y que además va dirigido a minorías. La investigación recibió el segundo puesto en los premios que realiza la Universidad East Anglia en 2018 y el Parlamento Europeo invitó a los investigadores a socializar el proyecto.

Título de investigación: Moving with risk: Forced displacement and vulnerability to hazards in Colombia

Investigadores principales: Lina Andrea Zambrano Gutiérrez (Universidad de Manizales) Roger Few (Universidad East Anglia)

Coinvestigadores: Hazel Marsh, María Teresa Armijos Burneo, Andrés Carvajal Díaz, Tatiana Valencia Serna y Santiago Urrea Yela. Dirección de Investigaciones y Posgrados de la Universidad de Manizales- Observatorio Psicosocial para la Gestión del Riesgo de Desastres Instituciones participantes: Universidad East Anglia, del Reino Unido

Período de investigación: 2017-2018

Financiación: el Consejo Privado del Reino Unido y la Universidad de Manizales

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