El cambio climático no se oculta, se investiga

 El cambio climático no se oculta, se investiga

Killy Gutiérrez Guzmán

El Centro de Investigaciones en Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible (Cimad) ha centrado sus esfuerzos en los estudios de temas de interés ambiental, social y económico. El cambio climático es uno de ellos.

Sequías, fuertes vientos y temperaturas extremas han afectado la producción de alimentos en Guatemala. Una gran isla de plástico crece cada día en el Pacífico. Poco a poco los nevados van perdiendo nieve…: son efectos del cambio climático que el panel intergubernamental de expertos sobre este tema (IPCC en inglés) define como la variación en el clima debido a cambios naturales con el paso del tiempo o como resultado de actividades humanas. Contra tantas evidencias, Donald Trump, presidente de Estados Unidos, aún no lo reconoce; de hecho, abandonó el acuerdo climático de París, en 2018.

La desaparición del 84 % del área del glaciar y la erosión costera en Colombia son algunas de las repercusiones del cambio climático, en las cuales, contrario a Trump, el Centro de Investigación en Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible (Cimad) de la Universidad de Manizales ha puesto especial atención, dice la directora Irma Soto Vallejo.

Los datos duros y sus análisis son elementos esenciales para entender el fenómeno, que también se ha abordado en el Cimad desde ópticas alternas a las ciencias básicas, como en un macroproyecto que lo estudia a partir de las formas como distintas comunidades cuidan la naturaleza, entre ellas, los corteros de caña del Valle del Cauca y los habitantes de la comuna ecoturística Cerro de Oro en Manizales, y en el corregimiento de Río Blanco, reserva forestal que provee de agua a la capital de Caldas.

Para recopilar información se recorrió la reserva forestal y la comuna con la participación de un líder comunitario aplicando técnicas de entrevista, conversatorios y cartografía social.

En Manizales, cuya topografía es montañosa, las comunidades están expuestas a varios riesgos naturales como deslizamientos, sismos, entre otros. “El hecho de que una población no haya sido afectada en el pasado, no quiere decir que no pueda serlo ahora, o que las personas no mantengan una preocupación latente por deterioros y afectaciones”, explica el investigador del Cimad, Carlos Humberto González Escobar.

Lo que percibe la comunidad específica de Cerro de Oro en Manizales es, agrega, “que sus estilos de vida han cambiado, por ejemplo, el vestuario que utilizan. La ciudad ha tenido una temperatura media que, con el pasar de los años, ha ido en aumento. También hay variaciones en la forma de consumir, en el saneamiento ambiental y en la salud pública en el sentido en que hay más riesgos de enfermedades porque los cambios en la atmósfera generan mayores niveles de bacterias, microbios o virus”.




El rol ciudadano también puede ir en la vía de buscar soluciones o aplicar estrategias de mitigación. La participación de los habitantes en la construcción de los proyectos es esencial para que los resultados tengan efecto. “El fenómeno (cambio climático) se percibe más desde las consecuencias que desde las causas, y eso lo notamos en la investigación: no hay una conciencia plena de los motivos que están llevando a esos deterioros”, expone el investigador González Escobar, por tal motivo, la co-construcción de conceptos y alternativas tiene un papel fundamental.

Sobre el cuidado actual de la reserva natural de Río Claro se encontró que la comunidad siente que no es el más adecuado porque hay intervenciones y deforestación por algunos flancos sin control alguno.

La veeduría es algo en lo que pueden contribuir los habitantes, como lo sugiere Ómar Vargas, habitante del barrio La Sultana, quien valora la investigación por cuanto “se pudo conocer y reconocer que es necesaria la participación de la comunidad en estos asuntos, pues de no ser así, por más esfuerzos que se hagan, no hay ninguna variación”.

Sobre el cambio climático, Duván Emilio Ramírez Ospina, decano de la Facultad de Ciencias Contables, Económicas y Administrativas a la que está adscrito el Cimad, advierte que “los tomadores de decisiones deben empezar a considerar lo que tiene que ver con la sostenibilidad; ahí estamos haciendo un aporte y contribuyendo de manera importante en temas relacionados con la vida del ser humano”.

Tanto la participación de los ciudadanos como la investigación basada en las ciencias sociales son necesarias, según González Escobar, porque esta área tiene “mucho que aportar en la comprensión de los problemas y cómo se sienten en las comunidades”.




La vida en el campo

Así también lo evidenció un estudio sobre asociatividad rural que surgió de inquietudes acerca del sentido y los resultados de programas que desde hace unos 20 años desarrolla el Ministerio de Agricultura para generar actividades que promueven el trabajo colectivo. La investigación se basó en las 17 mayores asociaciones en ocho municipios del departamento de Caldas, con cuyos miembros se dieron conversaciones que propiciaron reflexiones trabajadas en cuatro categorías: forma de creación, beneficios, desafíos y dificultades de las corporaciones.

Los resultados fueron varios. Por ejemplo, en escala de comercialización, según el 60% de los entrevistados, sus mercados son locales, por lo que creen que un reto es potenciar el capital social, manifiesta la profesora Marleny Cardona Acevedo, docente de la Facultad de Ciencias Contables, Económicas y Administrativas de la Universidad de Manizales e integrante del Cimad.

Formación

El Cimad, creado en 2002, es reconocido en categoría A1 por el Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación (Colciencias) y se dedica a la investigación en temas sociales y medioambientales. Están adscritas a él la especialización en Desarrollo Sostenible, la maestría presencial en Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente, de la cual se creó en 2008 la modalidad on-line,

En los territorios se conoce el programa, pero hasta el momento del estudio no se había se había evaluado. “Eso es lo que permite que los resultados de la investigación sirvan como ejemplo para diseñar políticas públicas”, asegura Cardona

La generación de conocimiento es el objetivo en el que trabaja el Cimad, en cuatro líneas y, como lo mencionó la directora Soto Vallejo, se han enfocado en orientar sobre cómo cuidar la naturaleza para afrontar el cambio climático, que no es irreversible, para que la gente se prepare y tome conciencia

Es fundamental comprometerse porque, como dice González Escobar: “El cambio climático no se puede ocultar, la ciencia lo ha respaldado con datos”.

Si los gobiernos y las instituciones no afrontan esta situación, la temperatura de Colombia subirá unos 3 grados centígrados en los próximos 70 años y en Caldas lloverá mucho menos, esto sin contar con lo que pasará con los nevados y las cuencas hidrográficas. Por esto, el Cimad tiene entre sus metas hacer ciencia participativa en la que no solo la investigación entregue datos sino que las comunidades los apropien para construir un futuro más promisorio.

“El cambio climático se percibe más desde las consecuencias que desde las causas, eso notamos en la investigación”:
Carlos Humberto González Escobar.

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